La cuarta temporada de The Bear confirma que esta no es simplemente una serie sobre cocina, sino un retrato crudo y visceral de las emociones humanas.
Luego de una tercera temporada divisiva y contemplativa, esta nueva entrega retoma el ritmo con mayor tensión narrativa, aunque sin deshacerse del tono introspectivo que ya es marca registrada de la serie. El resultado es una temporada que, si bien no alcanza los picos dramáticos de sus primeras dos entregas, ofrece momentos potentes gracias a la madurez de sus personajes y actuaciones brillantes.
Jeremy Allen White: fijo para su segundo Emmy
El eje de la temporada sigue siendo Carmen “Carmy” Berzatto, interpretado por un siempre comprometido Jeremy Allen White. Vemos nuevamente los típicos comportamientos negativos o sensaciones de ansiedad o tristeza por medio de su obsesión a ser un exitoso chef. A pesar de amenazar la estabilidad del restaurante, se sumerge aún más en su mundo de exigencia extrema y autoexclusión. Allen White consigue que cada gesto, mirada o silencio pese más que las palabras, y retrata con dolorosa honestidad a un hombre que se sabotea en su afán por la excelencia. Fijo a quedarse con el Emmy de estos años.
Ayo Edebiri: el mejor secreto guardado de esta ,cuarta temporada
La gran revelación de esta temporada, sin embargo, es Ayo Edebiri como Sydney. Lejos de ser solo la socia de Carmy, su personaje se consolida como el contrapeso moral y emocional del restaurante. Edebiri logra una interpretación de enorme sutileza: insegura pero decidida, pragmática pero apasionada. En episodios como “Worms” y “Violet”, su trabajo transmite una mezcla de agotamiento y esperanza que conecta profundamente con el espectador. Su arco, centrado en la posibilidad de separarse de The Bear, es una de las tramas más resonantes y mejor actuadas de la temporada.
El primo Richie dejó a lado la imbecilidad y el egoísmo por ser más empático
Ebon Moss-Bachrach, en el papel de Richie, también brilla con una evolución sostenida y conmovedora. Richie ha pasado de ser un personaje irritante a convertirse en el corazón cálido del restaurante. Su manejo de la sala, su vínculo con su hija, e incluso su entendimiento del valor de la experiencia del cliente, lo consolidan como uno de los personajes más humanos de la serie. Moss-Bachrach ofrece algunos de los momentos más tiernos y auténticos del año televisivo.
La dirección sigue destacándose por su estilo frenético y su uso casi musical del montaje y los silencios. Sin embargo, el guion, aunque más enfocado que en la tercera temporada, todavía tiende a estancarse en momentos excesivamente introspectivos. Hay episodios que, si bien están bellamente escritos, parecen ralentizar el avance de la historia principal, como si la serie tuviera miedo de cerrar sus heridas.
Puedes ver The Bear en Disney+.