Una crisis familiar termina convirtiéndose en un lío multiversal que pone en peligro a todos los seres vivos. Para arreglar el asunto, la heroína debe vencer, de algún modo, a la cruel villana infinitamente más poderosa. Hasta acá, todo bien ordinario. Entonces, ¿qué hace tan especial a ‘Todo en todas partes al mismo tiempo’?
Hay películas que una ve y al terminar no puede evitar preguntarse: ¿De cuál se fumaron los creadores para imaginarse algo así? Este es uno de esos casos. Después de una larga espera, ‘Todo en todas partes al mismo tiempo’ llegó a las salas de cine anunciándose como la mejor película sobre multiversos de los últimos tiempos. Y, aunque no haya visto muchos filmes de ese tipo, le doy la razón, y también la metería con gusto en el top de las mejores pelis de lo que va del año.
Como directores y guionistas tenemos a los Daniels, la dupla conformada por Daniel Kwan y Daniel Scheinert. Quizá no te suenan, pero ellos tienen un largo recorrido en el sector de los videoclips musicales. Son los responsables de los videos de ‘Turn down for what’ de DJ Snake (si no sabes de qué canción estoy hablando, me voy a sentir más vieja de lo que ya me siento) y también de ‘Houdini’ de Foster The People (bandón).
Un día, a este dúo dinámico se le ocurrió el guion más zarpado de la vida, y se lo llevaron a otro dúo, los hermanos Russo, quienes vieron el potencial y se animaron a producir la película. Asimismo, A24 se interesó en el proyecto, y también se unió a la elaboración de la película. Todas esas pequeñas grandes decisiones nos llevaron a disfrutar de la hilarante y conmovedora experiencia que nos ofrece esta historia simple y, al mismo tiempo, llena de sorpresas.
El conflicto de la madre y la dinámica familiar
Partamos de lo más complejo y cercano. Evelyn Wang, nuestra protagonista, es una madre inmigrante china cuya vida está en un caos continuo porque nada le sale como quisiera. Su vida es un fracaso total. Ahí radica la primera diferencia con otr@s héroes/heroínas. Mientras muchos personajes principales tienen, por lo menos, una habilidad semi-desarrollada o por desarrollar, Evelyn no tiene nada. No tiene un mentor adecuado ni tiempo para practicar porque la guerra se ha cruzado con ella en su punto más crítico. En lo que procesa todo lo que está pasando, tenemos carta abierta para el humor, pues -como toda novata- comete una cantidad ingente de errores.
Ahora, pasamos a su familia. Todos sabemos que una madre es diametralmente diferente a un padre. En nuestra sociedad, y en la cosmovisión asiática sobre todo, hay un rol claramente asignado a cada uno. En esta película partimos de un cómico intercambio de los estereotipos en el matrimonio Wang. Mientras que Evelyn lleva el negocio y posee un carácter duro y ambicioso; Waymond tiene lo que los jóvenes (la chaviza) llamaríamos ‘golden retriever energy’.
Quizá este aspecto fue producto de la idea inicial en la que Evelyn, la protagonista, era un hombre (de hecho, tenían a Jackie Chan en mente). Afortunadamente, los creadores finalmente se decidieron por que sea mujer. Gran decisión, dado que esto dio pie al buen desarrollo del nudo principal de la historia: la disputa Evelyn-Joy, madre-hija.
Las peleas entre estas dos figuras en una familia tiene sus características únicas, es diferente a una pelea madre-hijo. Esto, por ejemplo, se explotó magistralmente en ‘Lady Bird’ (2017), donde vemos algo similar en la relación entre mamá e hija. Explicar esta dinámica haría que nos salgamos mucho del tema, así que para graficarlo mejor, solo hay que imaginar si Jobu Tupaki se hubiera enfrentado a su padre (aun con la misma personalidad de Evelyn) en lugar de su madre. Sería distinto, ¿verdad?
El homenaje al cine asiático en la cinematografía
Pasemos a la parte más atractiva (visualmente) de la película: las peleas. Aquí los directores y encargados de la cinematografía hicieron un trabajo maravilloso que no podría haberse ejecutado tan bien sin los actores que tuvieron, es decir, Michelle Yeoh (mamá) y Jonathan Ke Quan (papá).
La primera fue (y sigue siendo) una estrella del cine asiático, de las películas de kung fu con secuencias de combates extraordinarios que todos vimos alguna vez de niños. Si bien, por su edad, no realizó todos los movimientos complicados esta vez, sí que memorizó y ejecutó varias coreografías. Por otro lado, el papá fue quien se lució con el canguro (o riñonera, como le digan en tu zona) en la pelea contra los guardias. Ke Quan recibió entrenamiento de kung fu en su pasado, y coreografió numerosas secuencias de esa naturaleza en otros filmes.
¿Por qué resalto esos aspectos? Porque, como tal vez hayas notado, las escenas de lucha se grabaron en movimientos de cámara continuos. A diferencia del cine occidental, donde hacen miles de cortes en este tipo de secuencias para ayudar a que se vea más violento y preciso, el cine oriental hace todo lo contrario. Ya que sus actores sí saben de artes marciales, se pueden dar el lujo de captarlos en planos más abiertos y hacer notar sus habilidades, logrando transmitir un resultado más estético, no solo un encontronazo de fuerza bruta.
Esto es lo que vemos en ‘Todo en todas partes al mismo tiempo’. Incluso hay varias escenas en las que homenajean movimientos clásicos de películas de kung fu. Si quieres saber un poco más al respecto, te recomiendo este video de Insider que lo explica muy bien. El trabajo de cámara es impresionante y muy innovador para nosotros, un público acostumbrado a ver más películas de acción occidentales que asiáticas. Este es el valor agregado artístico que las películas de A24 siempre suelen ofrecer.
El mensaje final
A medida que nos vamos acercando al fin de la película, podemos ir vislumbrando cómo va a terminar. Nuevamente, el poder del amor. Sí, es predecible, algo cursi, pero no deja de ser realista. Al fin y al cabo, son madre e hija, habría sido desolador que no llegaran a solucionar su problema. Acá aplicaría lo de que lo importante no es el final, sino cómo llegamos hasta allí. El viaje desde el punto de partida hacia la conclusión es lo mejor de esta y de todas las películas.
Como dije al inicio, la premisa de la película es simple si la separamos de todo el embrollo que implica el tema del multiverso que, por cierto, está muy bien elaborado. Es la combinación de cada uno de los personajes que intervienen, desde el barbudo reclamando su dinero perdido hasta la oficinista de los impuestos, la que arma este caos perfecto tan divertido y alucinante.
Probablemente haya olvidado mencionar algunas otras cosas que me gustaron de la película, pero el texto ya es demasiado largo per se. Básicamente, la moraleja es que un buen filme no tiene que ser puramente dramático para ser tomado en serio. Esperaré con ansias la temporada de premios para ver cómo le va a ‘Todo en todas partes al mismo tiempo’, y deseo de todo corazón que le den el reconocimiento que merece. No dejen de verla, y prepárense para reír y llorar al mismo tiempo.