‘Pinocchio’: Un cuento de hadas en medio de una pesadilla | Crítica

Guillermo del Toro hizo su magia. Su versión del cuento infantil mundialmente conocido logró mezclar lo mejor de la fantasía con las tragedias propias del ser humano. Sin duda, es la mejor adaptación que se le podría haber hecho a la historia del niño de madera.

Foto: Netflix

Creo que todos hemos escuchado o leído ‘Pinocho’ alguna vez cuando éramos niños. Cuando comencé a curiosear en internet, llegué al blog/página web/video a donde todos (también) llegamos: la ‘verdadera historia’ de los cuentos de hadas. No es un secreto que muchos de los relatos que nos leyeron de pequeños tienen trasfondos o sucesos más tenebrosos en su versión original. Pero, al final, ¿quién quiere un cuento realista o triste en lugar de uno feliz? Bueno, ahora tenemos una respuesta a esa pregunta: Guillermo del Toro.

El director mexicano pasó 15 años de su vida preparando a su Pinocho, para lo que prometía sería una película de un tono más maduro y lúgubre de lo acostumbrado en las adaptaciones de cuentos clásicos. Una hermosa animación en stop-motion de casi dos horas fue el resultado que no solo nos narra las aventuras del travieso niño de madera, sino que reflexiona sobre mucho más a través de metáforas y simbolismos.

Un cuento infantil narrado para adultos
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Foto: Netflix.

Es inevitable hacer paralelismos entre esta película y la obra maestra de Del Toro, ‘El laberinto del fauno’ (2006). Ambas cuentan la historia de dos niños en un contexto bélico y adverso. Mientras que Ofelia se sumerge en su mundo mágico para huir de su realidad, Pinocho hace todo lo contrario. Él quiere ser parte de lo mundano, de sus instituciones, peligros y guerras porque, en su inocencia de recién nacido, no sabe hasta dónde puede llegar la maldad humana.

Por otro lado, un recurso que hace que, a mi parecer, es el que le da el toque especial a la película es el uso del grillo como narrador. Esto también lo habíamos visto en ‘El laberinto del fauno’, solo que allí se utilizó un narrador omnisciente. En ambos casos, la historia podría haberse desarrollado fácilmente sin la necesidad de la voz en off, pero el tener a alguien que nos dé explicaciones sobre el mundo de fantasía que estamos viendo nos sirve muchísimo, principalmente a los adultos. Además, nos da la bonita sensación de que nos están contando un cuento, ¿y a quién no le gusta eso?

Un grillo con pretensiones de escritor hila pacientemente los antecedentes, problemática y desenlace del cuento. Asimismo, en el camino tenemos a otros personajes, como el ser que gobierna el reino de los muertos, que nos explican las reglas de ese universo para darnos la verosimilitud necesaria. Así, todo tiene sentido en el mundo de Pinocho, desde su nacimiento hasta el hecho de haber terminado en un campo de entrenamiento militar.

El horror de los niños en la guerra 
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Foto: Netflix.

El gran acierto de Del Toro en esta película es haberla puesto en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Esto significó desviarse bastante del argumento original, sin embargo, gracias a esto solucionó varios problemas. Como sabemos, en la historia del Pinocho del siglo XIX a nuestro protagonista le ocurren varias cosas bastante sanguinarias por ‘comportarse mal’. Del Toro quería mantener esa esencia, pero hacía falta una razón más convincente que las simples travesuras de un niño para retratar abiertamente la violencia de la que fue víctima. Entonces, la guerra entró a la historia.

Geppetto perdió a su Carlo, su primer hijo, presumiblemente por un bombardeo durante la Primera Guerra Mundial. La película y las peripecias de Pinocho se desarrollan en pleno fascismo italiano, con la aparición de Mussolini inclusive. El mensaje antibélico lo recibimos a través de los niños: las escenas donde los pequeños son separados de sus padres y persuadidos a ‘morir por la patria’ es atroz.

La sed de dinero y fama del dueño del circo (el empresario) lleva a Pinocho a ser explotado, el militar se lo lleva a las trincheras por su capacidad de resucitar indefinidamente. Pinocho representa a los inocentes civiles que sufrieron bajo una guerra que ni ellos mismos entendían ni querían apoyar.

¿Los niños deberían ver esta película?

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(ALERTA DE SPOILERS)

Para ser franca, cuando Del Toro dijo que su versión de Pinocho no estaba dirigida necesariamente al público infantil, me esperaba algo parecido a ‘El laberinto del fauno’, filme que vi cuando era muy pequeña y, efectivamente, me traumó. No obstante, a pesar de que Pinocho tiene secuencias algo terroríficas, diría que también tiene partes perfectamente aptas para los niños.

Las conversaciones de Pinocho con el grillo reducen temas complejos a palabras dulces y simples, y también hay otros diálogos que te dejan pensando como el de esta escena en la que Pinocho, desalentado por el rechazo de la gente del pueblo hacia él, señala a la escultura de Cristo crucificado y dice: ‘A todos les gusta él. Y él también está hecho de madera. ¿Por qué a ellos les agrada él y yo no?’.

Pinocho aprende a aceptarse como un muñeco de madera un tanto despistado y peculiar, pero de buen corazón. El mensaje es muy congruente tomando en cuenta que Del Toro hasta cambió el final del cuento, donde Pinocho se convertía en un niño de carne y hueso, y hace que se quede tal y como es. Esto es algo que vale la pena recalcar al público infantil en un mundo donde los medios y los estereotipos nos empujan constantemente a sentirnos inconformes con nuestra personalidad, cuerpos, etc.

(FIN DE ALERTA DE SPOILERS)

La belleza del filme y reflexiones finales

En esta reseña me he explayado en cuanto a la historia y subtextos de la película porque es lo más me impresionó, pero sería un crimen no mencionar la hermosura visual que tiene. La técnica de stop-motion le da un aura especial que no sé describir con palabras, pero espero que puedan entender a lo que me refiero. Siempre he pensado que se asemeja a los sueños, y para un cuento de hadas, este efecto no podría calzarle mejor.

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Foto: Netflix.

Si bien hay cosas que no me gustaron del todo (como el final que, a pesar de ser realista y poético por contradictorio que esto suene, no me terminó de convencer), diría que este filme es el segundo mejor que ha hecho el director mexicano. El primer lugar jamás se lo quitaré a ‘El laberinto del fauno’. Lo que sí es cierto es que es una joyita de la animación, y una muestra más de que hay gente extraordinaria como Guillermo del Toro, que nació con el don de crear fantasías y sumergirnos a todos en ellas. Que nunca deje de crear, por favor.

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